ESTAMOS RAYADOS
Recientemente recibíamos con estupor un
dato que nos dejaba realmente inquietos, y es que España se ha convertido en el
país que más cocaína consume, incluso por encima de Estados Unidos. A su vez
íbamos ganando puntos también en el ranking del consumo de heroína.
Se puede afirmar sin lugar a dudas que
estamos colocados, ¿qué es lo que está pasando en España para que estemos
llegando a estos extremos? Yo creo que el tema está muy claro, una mala
utilización de la libertad, un exceso de permisividad que esta llevando a los
jóvenes a comenzar cada vez más pronto en el consumo de este tipo de
sustancias.
Es fruto de la cultura del relativismo, de
pensar que todo está bien, que todo vale, en nombre de una mal entendida
libertad y además un concepto completamente erróneo de la diversión. Me parece
realmente triste que las personas para poder pasárselo bien tengan que
drogarse, tengan que anular su estado natural normal, porque no saben otra
manera de cambiar su estado anímico.
Esto ha sido una escala progresiva en el
consumo de drogas, recuerdo la época de la ruta del bacalao al comienzo de la
década de los noventa en la costa valenciana, como un sector de la juventud
acudía a las discotecas y en donde se consumía una gran cantidad de sustancias,
es también cuando comenzaban las drogas químicas como el éxtasis. Aunque era
mucha gente la que acudía a estos lugares, la verdad es que no se podía decir
que estuviera generalizado. Pero esa progresión ha ido subiendo poco a poco
llevándolo al grado de normal.
El relativismo moral consiste en deformar
de tal manera aquello que es negativo para convertirlo en bueno, todo ello
haciéndolo en nombre de la libertad, ¿pero puede el propio hombre
autodestruirse en nombre de la libertad? Más bien deberíamos afirmar sin miedo
que las drogas, la normalización de su consumo lo que hace es al hombre cada
vez más esclavo llegando a su propia autodestrucción y a la de los demás.
Estamos hartos de tantos accidentes en las carreteras los fines de semana, en
los hospitales se puede comprobar como la inmensa mayoría de las personas que
sufren algún tipo de altercado, bien por accidente de tráfico o por peleas
tienen en su cuerpo sustancias estupefacientes. De esta manera no sólo se hacen
mal a si mismos sino que también pueden destruir la vida de otra persona que
sea completamente inocente y que circulaba con normalidad por alguna carretera,
pero alguien se lo ha llevado por delante porque no respeta a los demás,
pudiendo así truncar la vida de una familia.
Desde los institutos ya podemos ver como
comienza los primeros consumos, como a través de las rejas de los centros
educativos se trafica, incluso en los lugares que podíamos llamar poco
conflictivos. Es la cultura de la diversión, del no esfuerzo, y del abuso hacia
uno mismo.
¿Qué se entiende por diversión? Si se lo
preguntamos a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, diversión es irse de fiesta
y esto equivale a beber sin control. Divertirse es igual a emborracharse, a
consumir drogas, es la nueva cultura del ocio, es la sociedad del botellón, del
alcohol desmedido en la calle. ¿Quien es el culpable de que esto ocurra? Quizás
unos podrían afirmar que el sistema legal del momento que es permisivo, o que
muchas autoridades locales hacen la vista gorda a la hora de perseguir este
tipo de actitudes.
Un cierto paternalismo que hace que la
gente pueda hacer lo que quiera, es dar pan y circo a todo el pueblo para que
esté contento para que se divierta. Y en los momentos más lúdicos y festivos
vale todo, emborracharse en la calle, dar de beber a conductores en la
carretera, a los menores de edad, todo da igual con tal de complacer. Pero todo
no acaba ahí porque el ser humano cuando entra en la espiral de la diversión no
se conforma solo con el alcohol, pasa al siguiente escalón que es la cocaína y
las demás drogas. Cualquier persona no tiene ningún problema en conseguir
cualquiera de estas sustancias, porque está a la venta en los pub.
Se puede decir que estamos rayados, que
nuestra sociedad está colocada, porque hace normal lo anormal, porque no es
capaz de educar y formar a la gente en lo perjudicial de este tipo de
actitudes, de como ser el primer país del mundo en consumir cocaína no es
ningún honor, que hemos hecho casi una fiesta nacional del botellón, esa excusa
que empezó para ahorrarse dinero en el consumo de alcohol se haya convertido en
una práctica habitual de la gente joven, que beber en la calle es lo más
normal, que no se consideran alcohólicos, que simplemente están de marcha, pero
que ellos controlan.
No había más que ver como quedaron
nuestras playas en la noche de san Juan, como cada año aumenta el número de
basura y de desenfreno. Una tradición que consistía en quemar los malos
augurios del año anterior, como buscar una actitud de buenos deseos para el
año, como el significado de san Juan Bautista, que era nacer a una nueva vida
para hacer mejor a uno mismo y a los demás, se puede convertir en un especial
botellón en la playa con diversión añadida. Desde luego algo le pasa a nuestra
sociedad que no sabe trasmitir los valores que realmente hacen crecer, y eso se
hace buscando el bien natural del hombre y no en su anulación como personas por
las drogas.
JAVIER ABAD CHISMOL
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