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jueves, 13 de agosto de 2015

LOS NIÑOS A CASA, LAS PROVINCIAS, 8 DE NOVIEMBRE DE 2006

LOS NIÑOS A CASA

      La ministra de educación Mercedes Cabrera, no sabe que hacer con la asignatura de religión, parece que es uno de esos problemas que no tienen solución. Todo porque una parte del colectivo de enseñanza se opone de una manera rotunda a cualquier clase de formación de religiosa.
     Quieren encontrar una fórmula mágica que contente a todo el mundo, que mire los intereses políticos de todos, de todos menos de los alumnos, que son, como siempre, los que más marginados quedarán de esta pelea ideológica, que solo mira intereses partidistas mezclados con una buena dosis de odio visceral a la Iglesia y a la formación católica.
     Nos hablan del posible abanico de posibilidades que se plantea, tenemos por una lado la opción de que los alumnos puedan escoger entre religión confesional, es decir, algo similar a lo que se estudia actualmente, y por el otro la no confesional, que vendría a ser una especie de historia de las religiones.
    Pero lo que más llama la atención es la nueva fórmula, los padres podrán escoger que sus hijos no den ninguna de las dos opciones, y si lo hacen, tendrán como premio que puedan irse a casa a jugar, a estudiar, o hacer lo que les de la gana; bien que lo decidan en el centro o bien los padres, que serán muy generosos con la formación de sus hijos.
    Los artífices de esta última medida demuestran ser muy pésimos educadores por varios motivos. Si los niños estudiaran sólo lo que les apetece muchos no cogerían ninguna asignatura ¿Qué hacer con los niños que no cogen la asignatura? ¿Cómo conseguir disciplina en un tiempo no lectivo?
     Con los problemas de fracaso escolar, de violencia, de falta de motivación, nuestra ministra considera que esta es la mejor manera de solucionar los conflictos de comportamiento y formación.
    Una vez más se demuestra que el sistema educativo es un fracaso, y que lo que pretende es coartar la libertad de los alumnos por intereses políticos y partidistas. Interesan jóvenes que no piensen, que no se  cuestionen nada, que sean sumisos y lo más incultos posibles, educarles tan sólo en el liberalismo y el ocio.
     La formación religiosa es fundamental en nuestra cultura y en nuestra sociedad, es la única manera de entender nuestra historia. El presidente Zapatero habla de memoria histórica, pero se olvida de las raíces cristianas de España, donde se construye toda nuestra historia, si realmente quiere recuperar la memoria, lo que tiene que hacer es mirar a su alrededor y no empezar a arrancar las páginas de la historia de España que no le gustan. La cultura y la formación es global no se puede parcelar por intereses que llevan al adoctrinamiento más radical.
     Que no nos engañen, eliminar la clase de religión no es admitir la diversidad, eso es privar a los alumnos de una formación integral. Para poder escoger hay que saber que es lo que tengo ante mis ojos, si elimino piezas de la opción, simplemente porque no me interesa, estamos cayendo en una manipulación.
    Porque con el nuevo criterio del ministerio no haría falta que los niños fueran al colegio, ¿para qué? Cuando sean mayores que decidan, si quieren saber, o por el contrario si quieren ser unos ignorantes, si quieren saber lengua, matemáticas o sólo la disciplina que les apetece, creando así verdaderos tiranos incultos.
     Negar la clase de religión es dar a entender a la sociedad que los valores morales y el contenido formativo de la religión católica es perjudicial para el menor o le va a predisponer en su vida. Al alumno hay que formarlo en todas las áreas de la vida, para que luego al tener unos conocimientos básicos de todo, sea luego capaz de escoger de una manera madura, coherente y responsable; si les negamos el conocimiento del hecho religioso no van a ser capaces de poder optar, al tener lagunas en su conocimiento de la realidad social en la que vivimos.
    No olvidemos que unos de los principios básicos para la educación es la libertad, y libertad es conocer para poder escoger.
     Pero ese sector progresista y liberal sigue pensando que la Iglesia manipula, convence, que es una manera de reprimir a la sociedad y a los jóvenes, es mejor incentivar el botellón, el liberalismo desenfrenado y el relativismo más enfermizo que hace que lo anormal y las rarezas se conviertan en algo normal. Ahí tenemos esa nueva asignatura que se van a sacar de la manga, la educación a la ciudadanía, esa nueva moralina ética construida en función de las necesidades ideológicas del momento y que pretende saltarse las reglas más elementales de la ética del comportamiento.
Saber distinguir lo bueno de lo malo, lo que se puede hacer y lo que no, pero no inventarse nuevas normas morales de interés político que lo que hacen es corromper nuestra sociedad, rompiendo los valores fundamentales del comportamiento y de la educación.
     No podemos ver a la religión como un enemigo a abatir, la religión es buena para una sociedad que se quiera construir sobre unos valores basados en el amor de Dios y en la búsqueda de un mundo más justo y equilibrado, la Iglesia es una de las instituciones que más obras sociales realizan en todo el mundo por los más necesitados y desfavorecidos de la tierra, todo fruto de unos valores solidarios.
     No cabe ninguna duda que lo más fácil para eliminar la asignatura de religión es poder preguntarle a un niño si prefiere ir a clase o quedarse jugando en el patio o irse a casa, la respuesta es evidente, que cada uno se responda a si mismo.

                                       JAVIER ABAD CHISMOL

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