LUCES DE NAVIDAD
Caminamos por las calles de nuestra ciudad
y muchos símbolos y detalles nos recuerdan que estamos en Navidad, unas fechas
que son entrañables para todos, unos días que son para compartir con los demás
los mejores deseos, es tiempo de regalos y de felicitaciones.
Luces de todas clases y colores, figuras
que nos recuerdan la Natividad del Señor, como los ángeles que encontramos en
la plaza de la Reina en Valencia, un toque de trompetas que debe servir para
crear un clima de buenas intenciones y buenos sentimientos de unos con otros.
La luz sirve para iluminar, para dar vida
y alegría, todos sabemos que cuando no hay luz es todo como más triste, que
andamos con temor porque no sabemos bien lo que tenemos delante, la luz sirve también para que podamos darnos
cuenta cuál es el camino que tenemos que tomar, una claridad que debe ser más
intensa conforme avanzamos en la vida, y si es posible, más en estos días de
Navidad.
Es la luz de la estrella que guía a los
Reyes Magos, una estrella que también debemos reconocer, hoy está pasando por
encima de nosotros, como lo hace todos los años por estas fechas, sólo tenemos
que tener la capacidad de mirar más allá, de mirar con los ojos muy abiertos a
la Nueva Luz que viene a nuestras vidas con gran intensidad.
Quizás podamos celebrar estos días con
tanta fugacidad que perdamos el verdadero espíritu de la Navidad, que caigamos
en la vorágine comercial que en está época del año nos ataca con gran
agresividad, podemos ser víctimas de una poderosa maquinaria consumista, gastar
por gastar sin más, simplemente porque es Navidad y es lo que toca.
Los cristianos tenemos que tener muy claro
lo que celebramos, celebramos el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, y
por este motivo la Navidad es un tiempo especial porque se actualiza el
misterio de la venida de Jesús a toda la humanidad, y esto, y no otra cosa, es
motivo de una gran alegría que se festeja con villancicos, que nos recuerdan
los acontecimientos tan entrañables de estas fechas.
Son días para recordar, para contemplar
esas figuras y escenas del Belén que narran de una manera figurativa como fue
aquel acontecimiento tan importante, que nos trae un gran mensaje de buenas
noticias y de salvación para todos los hombres; es tiempo pues de gozar, de
mirar ese portal pobre, a Jesús nacido en un pesebre, a los pastores que van a
adorar al niño; de contemplar el misterio de como los más sencillos son los que
son capaces de descubrir donde está el Hijo de Dios, un niño que siendo rey
viene a servir a todos los hombres, un niño que pudiendo nacer en palacios lo
ha querido hacer de la manera más humilde, siendo pobre con los más pobres.
De esa misma manera todos nosotros tenemos
que ser solidarios durante estos días de Navidad con los más desfavorecidos,
para que todas las personas puedan celebrarlos y que sean de verdad momentos de
alegría, paz y reconciliación.
Es la estrella que se dirige a Belén la
que debemos ver todos, esa es la verdadera luz, la que debe alumbrar nuestras
vidas, es la intensidad de poder recibir en nuestras vidas la luz de Cristo,
una luz que se debe acrecentar día a día en nuestras familias y con las
personas que se encuentran cercanas a nosotros.
Ese es el verdadero sentido de la fiesta,
la fiesta de que nos ha nacido un Salvador y por esto estamos alegres. De toda
esa alegría nos deben venir los sentimientos de la gratitud y de la generosidad
de poder regalar a nuestros seres
queridos y amigos. Es una manera de manifestar dos cosas: una de ellas, el
sentido de porque estamos de fiesta, es decir, es Navidad, y la otra, porque
ese sentimiento me debe llevar a dar cariño, que se manifiesta a través de
algún tipo de regalo o detalle. Si quitáramos la razón fundamental, que es
nacimiento del niño Jesús, sería algo así como ir a un convite de bodas sin
conocer a los novios, sería en definitiva una fiesta por fiesta, sin contenido
que la llene de autenticidad y de sentido.
Poder compartir con nuestras familias este
acontecimiento gozoso, tiempo para unir a todos los miembros de la misma, de
recordar a los que ya no están, de tener sensibilidad para darnos cuenta de lo
importante que es la familia para los cristianos como un verdadero valor
fundamental, donde se descubre la fe y un sentimiento de amor auténtico. Esto deberíamos tenerlo presente especialmente
este año, que ha sido el V Encuentro Mundial de las Familias que ha tenido
lugar en Valencia, recordando el mensaje del Santo Padre el Papa Benedicto XVI,
que nos manifestaba que el pilar básico para la educación en valores y la fe se
fundamenta en la familia.
Esa es la verdadera luz que nos debe
alumbrar estas Navidades, la luz de una nueva forma de vivir, de una manera
distinta de ver nuestra existencia, que es la de los ojos de la fe. Estar alegres
por que es Navidad, regalar porque Dios es amor. Es momento de encuentro de
todas las familias, de felicitaciones mutuas y de concordia.
Que este año podamos ver esas luces de
Navidad como un mensaje de paz al mundo, como que ha llegado la luz a nuestras
vidas, y así podamos festejar estos días la venida de Dios a cada una de
nosotros.
JAVIER ABAD CHISMOL
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