LOS MOTIVOS DE FE DE ZP
Motivos para creer, motivos para ironizar,
para burlarse, para ser un gran maestro del cinismo, es decir, utilizar aquello
que es contrario a una forma de pensar o actuar. Su slogan es la aspiración del
líder socialista a ser como un dios, un culto basado en su persona, toda una
estrategia realizada al mejor estilo de los movimientos fascistas y comunistas.
Da miedo
ver hasta que punto una persona puede llegar a creerse sus mentiras, a creerse
por encima del bien y el mal, poseedor de una verdad que quiere elevar al grado
de la creencia, esas son sus razones para creer en la improvisación y en la
crispación.
Un gobierno que está atacando a las
creencias religiosas quiere convertirse en la nueva fe, en la nueva ideología
al estilo marxista, eliminar a la religión que es el opio del pueblo para
sustituirlo por el pensamiento progresista que está por encima de cualquier
creencia o religión.
Como dicen muy bien, “no es lo mismo”, por
supuesto que no, una cosa es creer en un orden natural de las cosas, en un
principio creador, y otra muy distinta es creerse capaz de manipular el orden
de las cosas, de la moral, de la ética, todo en función de un avance que
presume de ser social cuando lo que hace realmente es destruir al hombre, una
política social construida sobre la comodidad de unos sobre otros, así como la
eliminación de los más débiles o desplazados de la sociedad.
Esos son los logros que presumen el actual
gobierno, avances sociales, y una propuesta económica que se basa en el gasto y
no en la producción. Leyes como la de la dependencia, leyes que sobre el papel
están muy bien, que son populistas, y que a nadie que escuche alguna de estas
propuestas le pueden parecer mal, pero que luego resulta que a la hora de la
práctica quien lo solicita se encuentra con la sorpresa de que no hay fondos,
que la administración central lo deriva a las autonomías, y estas no les pueden
dar salida.
Ayudas para la independencia que luego no
son viables. Las razones para creer deben ser los hechos y no los papeles,
porque el papel lo aguanta todo pero luego la realidad es muy distinta. Creer
en presupuestos optimistas y engañosos, en una partitura bonita pero que luego
es imposible interpretarla.
El símil de la fe, de las creencias, lo
veo una burla para todas las personas que se sienten acosadas y perseguidas
porque no piensan como ellos, una persecución que no se basa en la pura
intuición sino en amenazas públicas a todos aquellos que no piensan igual,
frases directas que no tienen ningún miedo de pronunciar, amenazas para después
del 9 de marzo.
No cabe ninguna duda, de que lo mejor para
España no es la creencia en un presidente que nos ha llevado a la crispación,
un gobierno de extrema izquierda que hace alarde de ser progresista, que no
respeta, que quiere marcar una velocidad a la sociedad que no es capaz de
soportar, eso no es una razón para creer, menos leyes, menos papel mojado,
menos regalos con el dinero de todos, y más una política social que apueste por
el equilibrio y por la sensatez.
El
insulto, la mentira, la calumnia, sólo consigue la situación con que nos
encontramos. Cuando los dirigentes se saltan las normas de convivencia y
respeto esto salpica a toda la sociedad, y lo estamos comprobando actualmente.
Todo el foco de violencia generalizada se produce cuando las leyes, cuando las
cabezas caen en el juego más bajo de tolerar la violencia y le insulto.
Verdaderos casos de acoso, de amenazas, de insultos, a personas de ideología
contraria a la del gobierno de ZP, y la callada por respuesta.
Luego no podremos estar orgullosos de los
avances sociales de Zapatero: “Dime de que presumes y te diré de que careces”.
La violencia de género, la cantidad de divorcios, la violencia callejera, el
aumento de la delincuencia, la falta de respeto a cualquier persona de
autoridad como el maestro, el médico, la policía, autoridades religiosas. Nos
han llevado a unas medidas sociales que quieren curar cuando ya está hecha la
herida, pero no se proponen medidas que puedan evitar todo eso, medidas que se
fundamentan en la educación, la formación, la familia, los medios de
comunicación y unas leyes preventivas.
El exceso de liberalismo hace que una
sociedad pierda el rumbo de donde quiere ir, y esos son los motivos para creer
de ZP, en definitiva, inseguridad, crispación, falta de criterio, la mentira
para perpetuarse en el poder, y la amenaza a todas aquellas personas o colectivos que no piensen como ellos.
JAVIER ABAD CHISMOL
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