ACOSO Y ALARMA SOCIAL
Las últimas informaciones que hemos
recibido en los medios de comunicación, han creado en cierto modo una alarma
social en lo que respecta al ambiente en las aulas. Todos deberíamos hacer una
reflexión al respecto, por un lado, para caer en la cuenta de que efectivamente
es una realidad y por lo tanto un problema a tener en cuenta, y por otro no dejarnos llevar por un
alarmismo social que puede ser perjudicial para el buen funcionamiento de los
centros educativos.
El Consejo Escolar Valenciano realizó
recientemente una declaración que nos invitaba a la serenidad y a la reflexión
sobre el tema del acoso escolar y la violencia en las aulas. Tendríamos que ver
hasta que punto esto se está generalizando y analizar los casos concretos, para
ello es fundamental tener protocolos de detección que ayuden a identificar los
casos reales, los que son verdaderamente ciertos y graves, para así poner las
medidas oportunas a cada situación.
Es cierto, que ha estallado una alarma
social, las familias están preocupadas ante este problema. Pero creo que sería
muy interesante que fuéramos a la raíz del conflicto. La violencia, la mala
educación, la falta de unos valores ordenados, perjudican a toda la comunidad.
No podemos tratar el tema de la violencia en las aulas como algo aislado, lo
que se detecta en los centros educativos es una consecuencia de un clima social
bastante generalizado.
¿Qué ejemplo de educación da nuestra
sociedad adulta? No podemos decir que se sea un alarde de virtud y de buenos
modales para nuestros jóvenes. Los medios de comunicación, fundamentalmente la
televisión y ciertos programas hacen que el respeto, la libertad y la educación
brillen por su ausencia, escuchamos; insultos, mentiras y demás actitudes que
contribuyen e incitan a ciertas reacciones. A esto tenemos que calcular el
tiempo que pasan los niños viendo la
televisión. Es la comunicación basada en el “todo vale” con tal de entretener y
crear audiencia, es la falta de ética en la comunicación. Es la familia la que
debe controlar el contenido de los programas que se ven.
Actitudes como la de Martorell en el mitin
del Partido Popular, en donde se puede insultar, agredir, coaccionar. Ciertos
ejemplos de la comunidad política hacen que la escuela de la vida les lleve a
la conclusión de que todo sirve para conseguir lo que yo quiero. Cuando se
tenga algún conflicto con un profesor o con un compañero, no se tardará en
emplear los nuevos comportamientos aprendidos.
A todo ello a que matizar que el principal
educador antes que la escuela es la familia, el centro educativo no es el único
responsable en la superación de los problemas sociales que acaban degenerando
en violencia, educar es una tarea de todos.
No se puede decir que toda la culpa es de
los centros educativos, los padres juegan un papel muy importante. En muchas
ocasiones los padres defienden a sus hijos ante actitudes violentas e
incorrectas de estos, al maestro no se le da ningún valor. El docente se ve
muchas veces impotente ante el comportamiento de algunos alumnos que se han
convertido en verdaderos tiranos ante la supervisión de los padres.
Debe ser una tarea conjunta: del
profesorado, de la familia, de la sociedad y de la administración. Fomentando
políticas educativas que favorezcan una convivencia sana, rechazando todo tipo
de violencia o discriminación. Es vital está conjunción de la familia y el
centro educativo, para así poder educar en libertad, responsabilidad y respeto.
No podemos olvidar que el acoso escolar no
es algo aislado, es la consecuencia de una suma de actitudes y comportamientos
sociales. Cuando llega a las aulas es que algo no se está haciendo bien y cada
uno tendrá que depurar responsabilidades porque es una tarea de todos crear un
clima de tolerancia y de respeto en nuestra sociedad.
JAVIER ABAD CHISMOL
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